En primer lugar, Selene es la diosa primordial de la Luna, es decir, la hija de los titanes Hiperión y Tea nació durante el periodo de formación del Universo, por lo que forma parte del grupo de dioses primordiales, que existieron antes que los famosos representantes del Olimpo.

Además, la diosa de la Luna es conocida sobre todo por haber tenido varias relaciones amorosas. En concreto, mantuvo una larga relación con un mortal, el pastor Endymion. En este sentido, ambos tuvieron hasta cincuenta hijos, según cuentan los mitos.

En general, es común que la gente confunda a Selene con Artemisa, la diosa de la caza, porque ambas están asociadas con la Luna. Sin embargo, mientras que Artemisa representa sobre todo el lado opuesto de su hermano Apolo, la diosa Selene es la personificación misma de este satélite. Por lo tanto, la propia existencia y habilidades de la diosa se correlacionan con las fases de la Luna.

Mitología de Selene

Comúnmente, la mitología griega narra a Selene como hija de los titanes Hiperión y Tea. Además, la diosa que personifica la Luna se presenta como hermana de Helios, el Sol, y de Eos, que a su vez es la aurora. De este modo, los tres hermanos suelen ser representados como dioses hermosos, de belleza sin igual y singulares habilidades.

En este sentido, se tiende a presentar a la diosa Selene como una mujer joven con el rostro extremadamente pálido. Además, luce una aureola brillante en forma de luna creciente, que también se observa en algunas representaciones de Artemisa. Por otra parte, esta figura mitológica sigue vistiendo habitualmente un manto blanco y flotante, e incluso puede presentar un par de alas.

Además, Selene era conocida por conducir un carro tirado por caballos blancos o plateados, aunque algunas ilustraciones la muestran conduciendo un par de toros blancos. En cualquier caso, estos elementos simbolizan el fragmento de mitología que reivindicaba a la diosa de la Luna como la encargada de transformar el cielo con cada nueva fase lunar.

En general, esta figura mitológica vagaba de forma melancólica por la Noche, representada en la figura de la diosa Nix. En particular, lo hacía cuando su hermano Helios y Eos eran velados, pues era el momento en que la Luna brillaba en el cielo. Sin embargo, a pesar de su soledad, Selene acabó enamorándose del mortal Endymion, un pastor de ovejas que la enamoró profundamente.

Sin embargo, Zeus se enfadó por el desequilibrio del cosmos, provocado por el hecho de que la diosa Selene abandonara su curso cotidiano para encontrarse con el mortal en la cima de una colina. Aunque intentó castigarla, la diosa de la Luna le convenció de sus sinceros sentimientos. En consecuencia, el dios de los dioses decidió sumir a Endimión en un profundo sueño.

Habilidades y simbolismos asociados a la diosa Selene

Así, el pastor no pudo volver a ver a Selene brillar en el cielo, pero tampoco envejeció ni murió. De este modo, se preservó la felicidad y el amor de la diosa de la Luna, a pesar del alto coste. En general, se cree que Endimión sigue durmiendo y que su amada se reúne con él en la misma colina durante las noches de eclipse lunar.

Desde esta perspectiva, las habilidades de esta figura mitológica implican su asociación con la Luna. En este sentido, suele ser la patrona de la feminidad, ya que el Sol y la Luna solían tener esta representación dicotómica en la Antigüedad. De este modo, la diosa Selene podía inspirar el amor, aliviar los dolores del parto y también crear o romper ilusiones.

Como ya se ha mencionado, esta diosa tenía como tarea principal el mantenimiento de los ciclos lunares, por lo que solía recorrer el cielo nocturno en su carro, llevando los movimientos de la Luna durante el periodo nocturno. En otras palabras, Selene era la responsable del ciclo de mantenimiento del día y la noche en compañía de sus hermanos.

En cambio, afectaba al ritmo de las mareas, interfiriendo en el trabajo de pescadores y viajeros. Además, se la asocia con la intuición y la inspiración, lo que se aprecia en la poesía griega sobre la Luna como musa de los artistas. Aunque su culto en la Antigua Grecia fue interrumpido y efímero, esta diosa resurge en algunos cultos, entre ellos la religión Wicca.

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Fuentes: Brasil Escola

Imágenes: La llamada de los monstruos