Éter, ¿quién es? Origen y simbolismo del dios primordial del cielo

 Éter, ¿quién es? Origen y simbolismo del dios primordial del cielo

Tony Hayes

En primer lugar, el éter forma parte del conjunto de dioses primordiales de la mitología griega. Es decir, estaba presente en la formación del Universo y precede a los dioses del Olimpo. Además, personifica uno de los elementos presentes en el origen del mundo, más concretamente el cielo superior.

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En este sentido, es la imagen del Cielo mismo, pero a diferencia de Urano, el dios Éter representa una capa del Cosmos. Así, es la imagen del aire elevado, puro y brillante que respiran los dioses, no del simple oxígeno que utilizan los mortales. También se le conoce como el dios de la materia, porque forma las moléculas de aire y sus derivados.

Básicamente, esta obra contiene las versiones más detalladas de los dioses primordiales, sus relaciones y las acciones que llevaron a cabo en el proceso de creación del universo.

Origen y mito del éter

En un principio, Éter se presenta como hijo de Erebo y Nix, siendo hermano de la diosa Hemera. Sin embargo, existen versiones del mitógrafo romano Hyginus que afirman que esta deidad primordial es hija de Caos y Calygos, ambos mayores que los padres del dios en la versión griega.

A pesar de esta discrepancia, el papel del éter en la creación del universo sigue siendo el mismo, sobre todo en lo que respecta al cielo. En esta perspectiva, cabe mencionar que las representaciones humanas de esta divinidad son recientes, ya que los griegos sólo lo entendían como el propio cielo.

Por otro lado, el dios del cielo superior era muy conocido entre sus congéneres, al haberse casado con su hermana Hemera. Sobre todo, la hermana y esposa era la personificación de la luz, por lo que ambos se completaban. Además, la unión de ambos engendró varios hijos importantes, como la diosa Gea, Tártaro e incluso Urano entre otros nombres conocidos.

De este modo, ambos fueron esenciales para la formación de la Tierra, ya que dieron origen a Gaia y Urano. Finalmente, ambos desarrollaron el desarrollo de los acontecimientos que darían lugar a los demás dioses y a la separación entre el reino de los mortales y el de las divinidades. Por tanto, además de ser dioses primordiales, Eter y Hemera participaron en la creación de otros seres importantes.

En general, Aether no era adorado entre los mortales. Es decir, no existía un templo específico con rituales de culto en su nombre. Sin embargo, los seres humanos lo respetaban enormemente, por lo que entendían que tanto él como Hemera eran deidades benévolas y protectoras de la cultura griega.

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Simbología y asociaciones

También se consideraba que Éter era el protector de la humanidad contra el Tártaro y el Hades, llevando la luz a los lugares más oscuros y cargando con el sufrimiento, lo que permitía a los seres humanos vivir sin miedo incluso en el inframundo. Además, se creía que él y su esposa eran los responsables de traer la luz del día tras la oscuridad, como forma de bendecir a los mortales en su trabajo y su vida.

Por otro lado, existe una asociación del Éter como responsable del control de los cuerpos celestes. En este sentido, más que personificar el cielo superior de los dioses, sería el encargado de regir los ciclos lunares, solares y estelares. Por tanto, a pesar de representar un universo específico para las divinidades, los seres humanos se veían bendecidos por su presencia en la naturaleza.

Aunque sus hijos, Gea y Urano, recibieron más prominencia por su papel en la creación de los Olímpicos, Aether y Hemera desempeñaron un papel importante en lo que vino antes. Comúnmente, los antiguos griegos honraban a todos los ancestros tras el politeísmo tradicional de este periodo.

Con el tiempo, la filosofía aristotélica llegó a considerar el Éter como un quinto elemento de la naturaleza. Así, existiría entre los otros cuatro elementos principales y sería responsable de la composición del cielo y de los cuerpos celestes.

En resumen, mientras que el agua, la tierra, el fuego y el aire tendían a caer o subir a su lugar natural, el éter permanecería eternamente en movimiento circular. Por último, representaría la perfección, dado que en la Antigua Grecia el círculo era la definición última de la perfección y el equilibrio en la naturaleza.

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Fuentes: Fantasy

Imágenes: Mitos y leyendas

Tony Hayes

Tony Hayes es un renombrado autor, investigador y explorador que ha pasado su vida descubriendo los secretos del mundo. Nacido y criado en Londres, Tony siempre ha estado fascinado por lo desconocido y misterioso, lo que lo llevó en un viaje de descubrimiento a algunos de los lugares más remotos y enigmáticos del planeta.A lo largo de su vida, Tony ha escrito varios libros y artículos superventas sobre temas de historia, mitología, espiritualidad y civilizaciones antiguas, basándose en sus extensos viajes e investigaciones para ofrecer una visión única de los secretos más importantes del mundo. También es un orador solicitado y ha aparecido en numerosos programas de radio y televisión para compartir su conocimiento y experiencia.A pesar de todos sus logros, Tony se mantiene humilde y con los pies en la tierra, siempre ansioso por aprender más sobre el mundo y sus misterios. Continúa su trabajo hoy, compartiendo sus ideas y descubrimientos con el mundo a través de su blog, Secrets of the World, e inspirando a otros a explorar lo desconocido y abrazar la maravilla de nuestro planeta.